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“Imaginen
una olla llena de agua dice Olivier Clerc, en cuyo interior nada tranquilamente una
rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el
agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue
nadando.
La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco
más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y
además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle
desagradable pero se encuentra sin fuerzas, así que se limita
a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace nada más.
Mientras, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una
manera acelerada, hasta el momento en que la rana acabe hervida y muera
sin haber realizado el menor esfuerzo por salir.
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4 comentarios:
la rana Marta
Genial!!! Pobre rana y pobre Marta. Ojalá que no haya vuelto.
un ranicidio atroz
deplorable
...
asíestamos...
una vez metimos un sapo en un balde con lavandina y lo tapamos, nos acordamos a la semana de eso.
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